Aunque amé las cosas que ahora odio de ti no puedo dejar de pensar qué tan humana fuí cuando solo quería mantener mi mente lejos de tu nombre.
Tú me llevaste al cielo y yo hice que fueras a el ...
Fuiste una vez, el que sabía hacerme reír en tiempos de guerra, guerra que tú y yo estábamos acostumbrados a librar en las situaciones cotidianas de nuestras vidas
A veces, demasiado era muy poco y solías decir "poco es tanto cuando poco necesitas", a lo que yo respondía "Aquel que sabe lo que basta siempre tendrá bastante".
Eras como la fuente inagotable de placeres que mis labios deseaban sorber de ti cada noche.
Cuando vivíamos solamente de caricias y no hacían falta las palabras, era el humo acaso, del incienso, aquel que encendias cuando querias soñar, ya no lo recuerdo.
Tú te fuiste y el aprendió a guiarse por el mapa de mi cuerpo hasta donde yo había escrito un "Te quiero" para ti, mapa del cual aprendio a adueñarse, reemplazando tu nombre con el suyo.
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